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martes, 9 de septiembre de 2014

Kumato el misterioso tomate de moda.


            Hace unos meses, mi amigo Emiliano me habló de unos tomates que había comprado en el super, de aspecto algo negruzco pero con un sabor muy intenso. Encontrar tomates más ricos que los que nosotros mismos sembramos me parece un reto bastante difícil pero, como no me puedo estar quieto, me propuse intentar su cultivo.
            Lo primero informarse: me mosqueo cuando la entrada de la wiki http://es.wikipedia.org/wiki/Tomate_Kumato hace la advertencia de que es un artículo redactado como si fuera un producto comercial, y ciertamente, en todos los sitios donde vemos la palabra Kumato, aparece la R de marca registrada. Que si es fruto de la investigación de muchos años, que es un cruce de dos variedades, que no es un transgénico, a pesar de que la empresa que lo comercializa es Syngenta la principal proveedora de semillas tansgénicas en Europa... Al final hay que coger el toro por los cuernos, así que me pongo manos a la obra.
            Voy a mi tienda de plantones y me dicen que no saben si su proveedor los tendrá, pero que en caso afirmativo tendría que llevarme una bandeja con 100 plantones, ya que serán caros y no se arriesgan a quedarse con los sobrantes.
            Decido entonces ir al super y comprar una bandejita de kumatos, y así probamos su sabor además de sacarle las semillas e intentar la siembra. De lógica, si son transgénicos, seguro no saldrían, si son híbridos tampoco germinará la semilla, pero si son un cruce, tenemos alguna probabilidad de que nos salgan.
            Caros, son muy caros, 1,20 el medio kilo. Cuatro tomates de aspecto marrón verdoso, unos 5 cm de diámetro y redonditos muy lisos. Su sabor es comparable a los que cultivamos nosotros, sólo que para alguien que está acostumbrado a los tomates de la tienda, el contraste de sabor es espectacular. Algo más dulces y menos ácidos. La piel algo más dura y crujiente.
            Le saco las semillas –contienen muy pocas- y las lavo en un colador. Las seco en papel de cocina y las pongo en el semillero. Humus de lombriz puro y los mejores cuidados en un acuario reciclado en invernadero. El problema es que no sé si era un poco tarde. Estábamos a primeros de mayo.

            A mediados de mayo ya había algunas plantitas que se podrían sembrar. Observo que el nivel de fallos es muy alto, lo que me indica lo delicado de la planta, pero en principio, germinan sin problemas.

            Un mes después tienen unos 30 cm de alto. La planta es muy esbelta, poco ramificada, pero florece con facilidad en racimos de entre 2 y 6 flores.

            A finales de Junio tengo que tutorar las plantas porque han adquirido una altura de 70-80 cm.

            Una semana después ya se pueden apreciar los tomates. En principio no hay diferencia con las otras variedades que cultivo, salvo que los sépalos me parecen más grandes de lo normal, y los tomates tienen unas líneas verdes más oscuras entorno al pezón.

            A primeros de agosto se pueden empezar a recolectar. Se pueden apreciar algunas diferencias según la mata. 

            En general han salido algo más pequeños que los tomates de los que tomamos las semillas. 

            Pero la diferencia de forma según la mata en la que estén nos indica que efectivamente se debe tratar de un cruce. Así por tanto algunas semillas salen a sus respectivos ancestros y otras son ya el propio cruce. Una mata incluso ha dado tomates en forma de pera, por lo que es posible que las dos variedades cruzadas sean una de ellas el tomate “negrillo” de Almoguera o el tomate “negro ruso”  y la otra alguna de las variedades de pera (Caniles, Byelsa, Royalty, Trujillo, etc).

            Lo cierto es que se ve que es un cultivo delicado, que necesita bastantes cuidados. Si bien la planta es bastante resistente a las plagas, el fruto, quizá por su alto contenido en fructosa, es una delicia para los insectos y gusanos.

            Sea como fuera, aquí tenemos nuestro primer plato de kumatos. Una pizca de sal y un chorrito de aceite de oliva y espolvoreado con orégano. Los he pelado y troceado y tengo que decir que están bien buenos. Lo que no sé si merece la pena pagar 2.40 € por kilo. Claro que en nuestra huerta resultan mucho más baratos.
            ¡Ah!, se me olvidaba. Cultivadlo sólo para consumo propio, no se os ocurra venderlos que tienen marca registrada...